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La historia de un equipo petrolero en un chip

La aplicación busca tener un control constante de cada equipo que sale a trabajar al campo, algo que brinda una mejor información, seguridad y optimización.
Horacio Beascochea
Por Horacio Beascochea

Una empresa neuquina, con sede en el Parque Industrial de Neuquén, se transformó en una de las primeras en aplicar un sistema de control inteligente a sus tareas cotidianas. Es un mecanismo de almacenamiento y recuperación de datos remotos que permite transmitir la identidad de un objeto mediante ondas de radio.


El sistema denominado RFID (Radio Frequency Identification) se trata de “un software que usa de interfaz un dispositivo con sistema iOS o Android para comunicarlo con un reader (lector) que escanea el chip colocado en un objeto”, explicó la ingeniera Candelaria Retes, responsable del departamento de Innovación de la compañía, en la nota del periodista Camilo Ciruzzi publicada en LM Neuquén.

El uso del sistema RFID en la industria hidrocarburífera es un ejemplo más de los saltos tecnológicos, que aplicados a la economía, permiten eficientizar los procesos y bajar costos. El sistema desarrollado por una empresa basada en Houston (Tessalink) “se usa para facilitar la identificación de las piezas y tener trazabilidad durante toda su vida útil”.

El mecanismo permite con un celular y una pistola lectora leer la información almacenada en un pequeño dispositivo colocado en el “fierro”. Ese pequeño objeto puede tener el tamaño de una pila, de una tapa de gaseosa o ser como una curita para sanar heridas.

En el caso de BM Inspecciones, que es representante de la marca en la región, el dispositivo es colocado en equipos que son inspeccionados y que salen al campo para ser usados intensivamente. Al regresar a la base “con el reader, previamente enlazado con un celular, se realiza la lectura del chip y se ven los datos en el dispositivo elegido para correr el programa”. De esa lectura surge el historial del equipo, certificados, destino, entre otra información.

“Los datos se almacenan en la nube y se asocian a la pieza mediante un número de asset el cual queda asociado al chip de identificación”, apuntó la ingeniera. Y aclaró: “Se pueden escanear piezas agrupadas siempre y cuando no estén encimadas. Otorga eficiencia en el trabajo. Si bien la carga de información al principio puede parecer tediosa, luego acelera muchísimo los procesos”.

El sistema es aplicado en Neuquén desde principios de 2019. “El cliente que adquiere el servicio debe comprar al menos un reader. Esto le permite realizar una rápida identificación de las piezas. sin tener que acudir a leer el precinto. Es decir, los chips permiten lectura a 360° con lo cual no es necesario leer de frente al mismo”, apuntó Retes.

Si bien los equipos a los que se les coloca el chip pueden ser leídos individualmente, existen mecanismos para hacer lecturas globales de varios equipos, aparatos o herramientas. Hay dos tipos de RFID: activos y pasivos. Estos últimos requieren de la lectura de un reader para poder obtener la información, mientras que los activos pueden enlazarse con una central ya que emiten una radiofrecuencia de manera permanente.

La etiqueta RFID, que contiene un número de serie de la pieza que es asociada a los datos de identificación del objeto que se encuentran alojados en una nube. Ese enlace es el que permite leer la historia del dispositivo. “Porque si los datos estuvieran en el equipo, al perderse se perdería toda esa información”, dijo Retes, y añadió: “Cuando el cliente compra el software todo lo que cargan en el sistema respecto del equipo que tiene la etiqueta nosotros no podemos verlo, salvo que ellos quieran. Y yo todo lo que les agrego en el sistema ellos sí lo ven, como por ejemplo la actualización de las certificaciones”.

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