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Vaca Muerta recortará inversiones por US$ 2.000 millones

Con una producción en caída y el consumo paralizado, la situación es muy delicada en la Cuenca Neuquina. Lo positivo: hay 105 pozos sin conectar que permitirían una pronta reactivación.
Horacio Beascochea
Por Horacio Beascochea

La pandemia del coronavirus afectó seriamente los planes de inversión en la formación neuquina de Vaca Muerta y las inversiones se redujeron casi a la mitad.

Además, la producción sigue con caídas que rondan el 25%, unos 24.000 operarios están suspendidos, las pymes locales han presentado preventivos de crisis y se estima que apenas se perforarán el 30% de los pozos del 2019.

La paralización provocada por las medidas sanitarias, el desplome del barril de crudo y la caída del consumo impactó gravemente en el sector hidrocarburífero. En este contexto, desde la banca internacional pronostican diferentes panoramas para los precios del petróleo. Por un lado, el banco inglés Barclays pronosticó una suba de 4 dólares por barril para fines del 2020 y la petrolera angloholandesa Shell redujo sus expectativas y considera para 2023 un precio de 60 dólares.

Según un informe reciente, publicado por el Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA, por sus siglas en inglés), sobre la explotación no convencional de hidrocarburos en Vaca Muerta, el modelo para atraer inversiones extranjeras, con elevados subsidios estatales, no dio los resultados esperados y la nacionalizada YPF desembolsó 10.800 millones de los 17.958 millones de dólares que llegaron a Vaca Muerta entre 2013 y 2018, cuando cifra para desarrollar la formación no convencional a pleno es de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares por año.

En el 2019, según consigna la nota de Federico Aringoli en el diario “Río Negro”, se informaron inversiones por 4.990 millones de dólares, mientras que para el 2020 se estima en alrededor de 2.900 millones de dólares, el nivel más bajo desde el inicio de los desarrollos no convencionales.

En referencia a los costos, en promedio, siguen siendo elevados. Las características de la producción de hidrocarburos no convencionales, obligan a montar una especie de factoría de perforación continua por el acelerado declino de los pozos, pero se ve interrumpida por cada crisis de precios o, en este caso, por una acumulación récord de stocks. Volver a poner en funcionamiento la actividad, aseguran los expertos, no es como encender la perilla de la luz.

Según publicó el diario “Río Negro”, antes de las medidas de aislamiento, la Cuenca Neuquina tenía 32 torres de perforación activas aún pese a la crisis que provocó el decreto 566, de agosto de 2019, que fijó un precio local de crudo por debajo de los costos y en la actualidad está en seis.

Ese escenario explica que transcurrido más de la mitad del año apenas se perforaron 43 pozos en los yacimientos neuquinos cuando el año pasado la cifra fue de 291. También explica el ahogo económico que tienen las cientos de pymes petroleras neuquinas, nucleadas en Ceipa, que adelantaron la necesidad de ir hacia preventivos de crisis para evitar la quiebra.

Para recuperar el ritmo de trabajo del 2019, se necesitará casi una duplicación de actividad para llegar a los valores conocidos recientemente y esa crisis correrá hasta bastante entrado el año próximo.

No obstante, Vaca Muerta todavía cuenta con algunos resortes que podrían amortiguar un futura recuperación. Un informe del ministerio de Energía provincial indica que hay 105 pozos sin conectar. Es decir que están perforados pero no fracturados para producir. Esa especie de ahorro en metros perforados podría ahorrar un tercio de año a la actividad.

Mientras tanto y ante el consumo casi paralizado, se volvió a exportar petróleo. El crudo Medanito, el que se extrae del subsuelo neuquino, salió al exterior después de más de una década. La explicación que se dio desde el sector es que las compañías decidieron colocarlo, incluso a un menor precio que el que paga el “barril criollo”, para generar algo de flujo de caja. Lo llamativo fue que el petróleo llegue a la Meca del shale en Estados Unidos que, si bien aún importa crudo, dejó ver que la pandemia afectó su economía al punto de que sus campos petroleros también entraron en una marcada desaceleración.

Por ahora no hay señales de que se trate de un camino de exportación continuado, aunque en pocos días se conocerán nuevos envíos, que descomprimirán un poco los stocks acumulados.

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