Con el incremento de la actividad hidrocarburífera aumentaron también las toneladas de residuos que genera la actividad petrolera y se transformaron en un nuevo desafío en la cuenca neuquina.
En Neuquén operan tres plantas para tratar residuos especiales en forma permanente: son Treater Neuquén SA, Comarsa e Industria Argentina de Reciclado SA (Indarsa). La mayor cantidad de residuos que entran a esas plantas provienen de la actividad petrolera, principalmente de lo que se denomina cutting, que es el recorte de perforación, compuesto de lodos y aceite. También, en menor medida, las plantas tratan el agua de retorno del fracking en los pozos no convencionales, en la operación denominada flowback.
Esta cantidad de “basura petrolera” con destino a las plantas de tratamiento fue en aumento durante los últimos tres años, como un correlato en la explosión de la actividad hidrocarburífera.
Según informó la Secretaría de Medio Ambiente, en base a los informes que realizan las operadoras en declaraciones juradas anuales, la generación de recortes de perforación base oil (Y14) en el 2016 fue de 49.797 m3 y en 2017 de 109.350 m3, es decir más del doble.
El proceso para establecer la cifra incluye que el cotejo con los datos que deben declarar los transportistas de ese material y los tratadores. La Provincia sostiene que esto permite un control por oposición de los datos, a la manera de un reaseguro.
Se estima que el resultado final para 2018 del volumen de cutting ingresado a las plantas de tratamiento sea significativamente mayor al de los años anteriores ya que se perforaron 348 pozos, de los cuales 244 fueron pozos shale, 50 tight y 54 convencionales.
Sobre todo desde 2017, se nota el impacto de la extensión de las ramas laterales, agregando más extensión a los pozos perforados.
El aumento de la basura por procesar tuvo un fuerte impacto social en Vaca Muerta, sobre todo a raíz de la denuncia que hizo la Confederación Mapuche de Neuquén, apoyada por Greenpeace, debido a la situación de las piletas de tratamiento de la empresa Treater Neuquén SA, ubicada a unos tres kilómetros de la zona de la meseta de Añelo, precisa la nota de Adriano Calalesina para el diario LM Neuquén.
Las quejas de los vecinos derivaron en la denuncia judicial, sumadas al último evento del fotoperiodista alemán Stefan Borghardt, quien denunció que fue sacado por la fuerza del predio de la empresa, mientras obtenía imágenes de una pileta.
Cabe recordar que Neuquén reglamentó en noviembre de 2015 la ley provincial 1875 de Medio Ambiente a través del decreto 2263, que había sido ya reglamentada en una primera instancia en 1999. De acuerdo con el artículo 39 del texto del decreto, las plantas de tratamiento de residuos especiales tienen que instalarse a unos ocho kilometros del ejido urbano y a cinco de cualquier centro poblacional, con una proyección de población a unos 20 años.
Desde Medio Ambiente de Neuquén señalan que en el caso de Treater Neuquén SA, no queda abarcada por esos estándares, ya que la reglamentación del decreto establece esas distancias respecto a poblaciones pero desde el 2015 en adelante. La compañía se instaló antes de la reglamentación e invirtió más de 200 millones de pesos. ¿Puede volver a mudarse debido a la cercanía del casco urbano? Es una de las preguntas en torno a la polémica por el tratamiento de los residuos.
En el organismo aseguran que las inspecciones se hacen cada 15 días. La fiscalía de Delitos Ambientales y Leyes Especiales pidió que se realice una pericia en el predio de la empresa: es una exploración sobre el terreno mediante una sonda, para certificar si los residuos depositados en las piletas traspasaron el suelo. Debe ser autorizado por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y cuesta unos 90 mil pesos.
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