Chevron Corporation, el gigante petrolero estadounidense, firmó un acuerdo con Canadian Natural Resources Limited (CNRL) para vender una parte significativa de sus activos de petróleo no convencional y arenas bituminosas en Canadá por aproximadamente 6.500 millones de dólares (5.922 millones de euro
Esta transacción, que se espera cerrar en el cuarto trimestre de 2024, representa un movimiento estratégico clave dentro de los planes de Chevron para optimizar su cartera global y desinvertir en activos no esenciales.
La operación contempla la transferencia de la participación no operativa del 20% que Chevron mantiene en el Proyecto de Arenas Petrolíferas de Athabasca, uno de los desarrollos más importantes de extracción de crudo en Canadá. Las arenas petrolíferas de Athabasca son conocidas por su capacidad para producir grandes cantidades de petróleo crudo a partir de bitumen, un recurso no convencional más difícil de extraer y procesar que el petróleo convencional.
Además de las arenas bituminosas, Chevron también está vendiendo su participación operativa del 70% en el esquisto de Duvernay, ubicado en la provincia de Alberta, junto con otras participaciones relacionadas en esta área. El esquisto de Duvernay es una de las principales formaciones de gas y petróleo no convencionales en Canadá, conocida por su producción de hidrocarburos mediante técnicas avanzadas de fracturación hidráulica (fracking).
El comprador, Canadian Natural Resources Limited, es una de las empresas de petróleo y gas más grandes de Canadá, con un enfoque particular en la producción de crudo a partir de arenas bituminosas y activos no convencionales. Esta adquisición refuerza la posición de CNRL en el mercado energético canadiense, dándole acceso a valiosos recursos adicionales en Alberta, uno de los mayores centros de producción de petróleo y gas del mundo.
CNRL es una compañía que ya cuenta con una presencia significativa en el Proyecto de Arenas Petrolíferas de Athabasca, y con esta transacción, consolidará aún más su papel en la región. La empresa tiene una reputación de liderazgo en la producción de crudo pesado y en proyectos de arenas petrolíferas, sectores que requieren grandes inversiones y conocimientos técnicos avanzados para maximizar la producción y eficiencia.
La venta forma parte de un plan más amplio de Chevron para desinvertir activos por un valor de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares (9.111 y 13.667 millones de euros) hasta 2028. El objetivo de Chevron es optimizar su cartera energética global, concentrándose en proyectos de mayor rentabilidad y alineados con sus objetivos estratégicos. La compañía está buscando alejarse de ciertos activos no convencionales en mercados donde la competencia y los costos de extracción son elevados, y enfocarse en otras áreas con mayor potencial de crecimiento y retorno de inversión.
Este movimiento forma parte de su plan de desinversión en activos menos rentables y con mayor impacto ambiental. Las arenas bituminosas, conocidas por ser una de las fuentes de petróleo más costosas y contaminantes, representan un desafío tanto en términos de rentabilidad como de sostenibilidad ambiental, lo que podría haber motivado a Chevron a buscar una optimización de su portafolio global.
En contraste, Chevron ha estado fortaleciendo su presencia en Vaca Muerta, una de las mayores formaciones de hidrocarburos no convencionales en el mundo. Con inversiones como los 500 millones de dólares destinados al desarrollo del área El Trapial en Neuquén, Argentina, la compañía apuesta por una operación más rentable y menos intensiva en carbono. Vaca Muerta ofrece un entorno favorable, donde la reducción de costos operativos y los incentivos fiscales mejoran la competitividad de la región frente a otros proyectos de hidrocarburos.
Es probable que el capital obtenido de la venta en Athabasca se redirija hacia oportunidades como Vaca Muerta, donde Chevron puede obtener mayores rendimientos en un contexto más alineado con las exigencias globales de sostenibilidad y reducción de emisiones, publicó la Agencia Noticias Argentinas.
Este reposicionamiento sugiere un enfoque estratégico hacia activos más eficientes y menos contaminantes, alineado con las tendencias del mercado energético mundial. Chevron ha estado implementando un enfoque más selectivo en sus operaciones globales en los últimos años, con un creciente interés en la transición energética y las inversiones en proyectos que estén alineados con la sostenibilidad a largo plazo y las energías limpias. (Fuente: NA).
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