Miles de personas se trasladan a diario hacia los yacimientos para realizar su tarea cotidiana, comenzando su jornada muy temprano, regresando por la tarde noche a su hogar. La distancia de unos 100 kilómetros a la capital neuquina es la razón para que muchos realicen el esfuerzo para dormir todos los días junto a su familia.

En las rutas se aprecia el alto tráfico de todo tipo de vehículos, que desde horas tempranas comienzan a circular, para regresar pasada las 18 horas, fomándose extensas hileras que transforman el regreso en un agotador viaje.

Transportes Rincón, la empresa que nació a fines de los 90, realizaba solo el trayecto Neuquén a Rincón de los Sauces, con un servicio de línea. Diez años después, ya con otros dueños, tiene nuevas rutas que incluyen Chos Malal, Añelo y San Patricio del Chañar, llegando hasta San Rafael en la provincia de Mendoza. Desde el 2013 sumó el transporte punto a punto con minibuses para la actividad petrolera.

"Transportamos entre 400 y 500 personas por día con los minibuses", comentó Alejandro Álvarez, gerente de la empresa. "De todas maneras, muchos de los pasajeros de los servicios de línea también son trabajadores del sector petrolero, ya que las empresas compran el paquete de pasajes para sus empleados", explicó. En los servicios de línea viajan cerca de 32.000 personas al mes.

Señaló que desde el 2013 se comenzó a notar un repunte de la actividad por el "resurgir del petróleo", aunque aclaró que el 80% de las ventas se debe a los servicios de línea. A las tradicionales bases de Neuquén y Rincón de los Sauces se agregará una en Añelo y una segunda en la capital, "porque el predio actual nos quedó chico", señaló Álvarez.

Las empresas de transporte tienen costos fijos importantes porque la flota de vehículos se renueva constantemente. "Tenemos 60 empleados entre choferes, administrativos y personal de mantenimiento, por lo que a veces se hace difícil competir con empresas pequeñas que ofrecen precios más bajos al tener una plantilla reducida", explicó.

El pésimo estado de las rutas también incrementa el costo de mantenimiento. "Estamos desesperados. Las roturas de parabrisas y cubiertas son constantes, a tal punto que a veces parecemos una casa de repuestos por la cantidad de vidrios que tenemos que cambiar", se lamentó. "Por suerte no hemos tenido accidentes, nuestra tasa de siniestralidad es casi nula, pero las condiciones de las rutas generan estrés en el conductor; no están preparadas para soportar el peso de ciertos vehículos", indicó.

"Las petroleras son muy exigentes. Para poder operar con ellas tenemos todo en regla: cumplimos con los horarios y las medidas de seguridad. Todas las unidades tienen GPS y la más antigua es del 2013", aseguró.

Con respecto al personal, Álvarez señaló que "a veces cuesta conseguir" y explicó que en la empresa "hay algunos choferes con convenio petrolero y otros con el de UTA más un adicional". "Con la UTA estuvimos en conversaciones para crear una escuela de conductores. Es un proyecto que tendremos que retomar", concluyó. (Río Negro)