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De jugador de fútbol a boca de pozo

Víctor Castro, uno de los mejores futbolistas neuquinos de los últimos años, le dijo que no a un club para entrar al mundo petrolero. A pesar de que con el fútbol le daba de comer a sus hijos aseguró que lo tentó el futuro que les podrá dar.
Darío Hernán Irigaray
Por Darío Hernán Irigaray

Vaca Muerta parece ser la excusa de muchos para tomar decisiones en su vida. En el caso de Víctor Castro, una propuesta laboral en la actividad hidrocarburífera lo hizo de cambiar de parecer, quien siendo uno de los mejores futbolistas neuquinos de los últimos años, dejó el fútbol para entrar al mundo petrolero.

"Estoy viviendo en Plaza Huincul porque hace casi dos meses comencé a trabajar en una empresa de perforación a la que siempre tuve ganas de entrar pero como estaba jugando al fútbol nunca lo podía concretar", contó a LM Neuquén el exgoleador y flamante empleado de "Quintana Wellpro", una importante firma de servicios del sector.

El zapalino brilló con cada camiseta que defendió, ya sea en Lifune, Federal A, B y C. Y su nombre siempre apareció en las listas de posibles refuerzos de los clubes más importantes de la región.

En el 2014 experimentó una temporada extraña en la que comenzó jugando para Alianza en el certamen doméstico, y en el Federal A logró ganarse a base de buenas actuaciones un lugar en el equipo titular de Gerardo Solana. Hasta contó con una chance de ir a probar suerte a Newell\'s Old Boys de Rosario.

"Cuando me lesioné de la rodilla y no pude ir Rosario evalué que el fútbol no podía darme ciertas cosas para vivir mejor. Entonces fue ahí cuando hablé para tener la chance de entrar a trabajar a este lugar", afirma el operario que está por cumplir dos meses trabajando en "boca de pozo".

Decidirse no fue nada sencillo para el zapalino que de un lado de la balanza puso sus ilusiones de seguir pateando la pelota y del otro el porvenir de sus tres hijos.

"Me costó tomar la decisión porque siempre quise dedicarme de lleno al fútbol. Igual no puedo quejarme porque jugando a la pelota pude mantener a mis hijos. Pero lo que me va a dar el petróleo (en lo económico) no se compara con lo que me daba el fútbol. Es cierto que es un trabajo sacrificado y con mucho riesgo, pero hay que tener cuidado y hacer las cosas bien", afirma el hombre que pasó más de dos meses sin patear un balón y que prefirió regalar todos sus elementos futbolísticos por miedo a sentir ganas de volver.

La última gran prueba que Castro superó para saber que ya es todo un trabajador del petróleo fue decirle que "no" a Cipolletti. Víctor recibió un par de llamados desde el club Albinegro para formar parte del plantel que conduce Ricardo Pancaldo.

"Siempre quise jugar en Cipolletti. Ellos me llamaron un par de veces pero justo había empezado a laburar en la petrolera y el ofrecimiento que ellos me hicieron no me convenía. Creo que si me llamaban una semana antes les decía que sí", largó el goleador que en una lluviosa tarde de 2008 se fue a probar a Cipo junto con Fabián Sambueza. En aquella oportunidad Domingo Perilli les dijo que no.

Fuente LMNeuquén

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