En declaraciones radiales, Arceo analizó la situación de la ley de Biocombustibles, que vence en unos días y recordó que el régimen vigente fue pensado en el año 2006 en un contexto “diametralmente distinto” al que actualmente tiene la economía argentina. “Centralmente ya no hay una tendencia alcista en los mercados internacionales de los combustibles fósiles como se verificaba hace 15 años. Pero, fundamentalmente la diferencia es que hoy la Argentina tiene una producción de crudo y un nivel de reservas y de recursos que puede garantizar el abastecimiento local, cosa que hace 15 años antes del descubrimiento de Vaca Muerta no teníamos”, puntualizó.

Según el exdirectivo, esto llevó a que no esté garantizado el consumo local de combustibles fósiles en las siguientes décadas a través de la producción convencional. “Esto lo cambió Vaca Muerta y lo cambió drásticamente. El régimen promocional tuvo ventajas, éxitos y claramente un costo fiscal y un costo externo que es muy elevado a lo largo de la última década y media”, aseguró.

Arceo afirmó que “tomando en cuenta las particularidades, de que una cosa es el etanol de caña y otra cosa distinta es el biodiésel de soja, hay que poner más la energía en el desarrollo de Vaca Muerta que en subsidiar este tipo de producciones”.

Esa fue una de las conclusiones de Nicolás Arceo, exvicepresidente de Finanzas de YPF, y actual director de la Consultora Economía y Energía, a días del vencimiento de la actual ley de Biocombustibles.

“Una cosa es biodiésel de soja y una cosa totalmente distinta es el etanol de caña que permitió un ahorro significativo de divisas externas al sustituir importaciones de nafta con producción local de azúcar, una producción que excede la demanda interna de azúcar y que no tiene oportunidades de exportación en el mercado internacional. En términos del sector azucarero es central el mantenimiento del cupo a la producción de etanol de caña”, señaló en declaraciones a Radio 10.

“Sin embargo, en el caso del biodiésel, el mantenimiento de un corte en torno al 10% implicó a lo largo de los últimos 15 años una pérdida de recursos externos por aproximadamente US$2100 millones, producto de que la soja que se dejó de exportar fue mucho mayor de lo que se logró ahorrar en importación de gasoil, centralmente porque el gasoil es más barato que la soja que se dejó de exportar”, añadió.

En este sentido, indicó que “se debería tender a un nuevo régimen que lo que permita sea abarcar lo máximo posible los combustibles en surtidores en el mercado local más en el actual contexto económico”.

“El efecto en términos del sector del régimen promocional claramente tuvo un impacto fiscal muy significativo, una pérdida de recursos fiscales por casi US$6000 millones de dólares a lo largo de los últimos 15 años e implicó un aumento sistemático o un sobrecosto de los precios”, precisó, en la nota reproducida por "La Nación".

En este contexto, Arceo explicó que lo que está planteando el Gobierno es mantener el corte en etanol y reducir el corte con biodiésel de soja del 10 al 5%, según el proyecto de ley presentado semanas atrás en el Congreso por el oficialismo: “Es un avance muy significativo respecto de lo que se venía hablando en materia de biocombustibles en los últimos meses, desde el año pasado”.

En cuanto a la capacidad instalada que tienen hoy las empresas del sector, indicó que esa “capacidad instalada de producción es mucho más significativa incluso de lo que puede absorber el mercado local, producto de que buena parte de esa capacidad instalada se instaló en su momento para abastecer el mercado internacional y claramente la Argentina tuvo dificultades crecientes para acceder al mercado internacional a lo largo de la última década”.

“Este corte se va a reducir el grado de utilización de la capacidad instalada, pero lo que va a permitir es una mejora en los precios de los combustibles en surtidor y una menor presión hacia el alza de los combustibles en surtidor y en particular del gasoil de acá para adelante”, dijo.