La tercera ola de coronavirus llegó a la Argentina de la mano de la variante Ómicron y en Vaca Muerta reforzaron los protocolos de trabajo y controles para atenuar los efectos en la producción y extracción de hidrocarburos no convencionales.
A pesar de los controles estrictos para que el virus no ingrese a los yacimientos, instalaciones y bases, algunos trabajadores se ven afectados y es allí cuando se inician los cambios y rotaciones en las cuadrillas de trabajo.
A diferencia del 2020, donde no había vacunas, la exitosa campaña impulsada por Argentina permite que si antes era necesaria una ausencia por aislamiento de hasta 15 días, ahora se cumplimente en cuatro a cinco días.
De producirse casos en las locaciones, el personal acuerda un sistema de permanencia de siete a catorce días para evitar la circulación en otros sectores o en la ciudad que pueda o llevar o traer al coronavirus, produciendo una suerte de “aislamiento” en el campo.
Además, cada entrada y salida es informada mediante una declaración jurada, para saber dónde dar aviso y aislar cuando se confirma algún contagio. Por ahora, la variante Ómicron no ha hecho grandes daños en la actividad y solo han habido paros operativos por algunas horas en sets de fractura y equipos de workover, pero dentro del tiempo necesario para llamar a los reemplazos.
Lo cierto es que Ómicron es más contagiosa y los síntomas se sienten en menos tiempo, contando con una recuperación más corta que otras variantes. Desde el sector esperan que comience la baja de casos y poder continuar con la actividad sin sobresaltos.