Ante el incremento de la producción de petróleo en Vaca Muerta, la petrolera YFD decidió ampliar la refinería de La Plata para aumentar el procesamiento del petróleo de Vaca Muerta y espera aumentar para fines del 2023 el tratamiento de 420.000 m3/hora de shale oil a 560.000 m3/hora. Eso equivale a casi un 25% más de procesamiento del crudo de Vaca Muerta.
En la actualidad, YPF refina 55% de crudo neuquino y 45% la Cuenca San Jorge y compra a otras compañías solo un 20% del total de refinación, pero para 2023 se espera que procese casi 100% del crudo propio, aunque siempre hay yacimientos cautivos que requieren adquisiciones para que no queden inoperantes.
El crudo que llega de Neuquén-Río Negro, (Medanito), se le suma el shale de Vaca Muerta, y se lo procesa en la refinería para hacer lubricantes. Según comentó Manuel Alardi, gerente de lubricantes de la refinería, el crudo neuquino tiene un rendimiento más bajo en fondo, con un poco más de azufre, y mejor rendimiento en naftas, gasoil y destilados, con una composición más parafínica, de enlaces simples, que sirve para hacer bases lubricante. “Desde que se empezó a desarrollar Vaca Muerta en los últimos años fue incrementándose la proporción de shale en la corriente de lubricantes. Antes el crudo que venía de la cuenca neuquina era un convencional, pero hoy estamos en 60% de shale en esa corriente”, especificó Alardi, garante de los Toping (destiladores) C, D y IV y de la producción de lubricantes de YPF.
El boom de producción de Vaca Muerta obligó a los refinadores a adoptar medidas importantes. En septiembre pasado YPF completó con éxito la puesta en marcha de la planta Catalítico A, lo que implicó más 70 días de trabajo continuo de 800 operarios especializados y una inversión de u$s30 millones. Los trabajos incluyeron 130 tareas metalúrgicas y el reemplazo de 550 líneas de agua de refrigeración. También se reemplazó una turbina a vapor por un moderno generador eléctrico, que brinda mayor eficiencia energética y seguridad. YPF informó que se trata de un generador de una potencia de 3500 KVA, que permitirá un ahorro de 25 toneladas de vapor/hora.
Con el incremento del procesamiento del shale el diseño de la planta encuentra “cuellos de botella”. Por ejemplo, con el crudo de Vaca Muerta, que aporta mucho caudal de naftas, se reduce la capacidad de condensarla y se tienen que adecuar las plantas. “Ahora la obra que se está haciendo en el Toping D es agregar intercambiadores de calor y una torre denaftadora, que va a eliminar los componentes livianos antes de entrar al horno, y se va a poder aumentar el procesamiento de la planta y eliminar los cuellos de botella en el horno y en el sistema de condenación de cabeza”, detalló Alardi, en la nota publicada por Sebastián D. Penelli en Ámbito Financiero.
Las obras en el Toping D están en la etapa civil, con la ejecución de pilotes, a cargo de la empresa AESA, la constructora de YPF. La inversión total es de casi u$s150 millones. Para fines del 2023 estará en marcha y permitirá aumentar el tratamiento de 420.000 m3/hora de shale oil a 560.000 m3/hora. Eso equivale a casi un 25% más de procesamiento del crudo de Vaca Muerta.
Según comentó Pablo Rizzo, gerente general de la refinería, al aumentar la producción en Vaca Muerta se espera que para los próximos años se produzca una cantidad de crudo equivalente al nivel de procesamiento, al tiempo que crece la expectativa de exportarlo a Chile.
Cabe recordar que el Complejo Industrial La Plata (CILP) de YPF fue inaugurado en 1925, ocupa 350 hectáreas mayormente en la localidad de Ensenada, posee 26 plantas de proceso, 8 de servicios auxiliares, parque de tanques y opera dos oleoductos de 1.165 km de extensión con 12 estaciones de bombeo y dos poliductos de 1.790 km con 11 estaciones. Allí se producen más de 14 productos combustibles y petroquímicos como naftas, diésel, fuel oil, JP1 (para aviones), lubricantes, asfaltos, propano y el polipropileno y el coke, que es un subproducto del complejo que se utiliza para generar más combustibles luego de un primer destilado.
El crudo llega al parque de tanques del Complejo donde se almacena y con una bomba se envían a las tres plantas destiladoras o Toping. El crudo se precalienta en un tren de intercambio, que se utiliza para aprovechar corrientes de procesado. También tiene una etapa de desalado, para extraer las sales que tiene el crudo, para que no formen productos de corrosión.
El tren que procesa el crudo que viene de Neuquén y Río Negro, que por su composición es más apto para la producción de lubricantes, utiliza los cortes de la torre de vacío, se separan según su viscosidad y se los procesa para hacer bases lubricantes, que luego con el blending y la inyección de aditivos se llega al producto terminado.
En las instalaciones de YPF en La Plata también se procesa el crudo del Golfo San Jorge que se trasladó en barco y se descargó en Puerto Rosales (Bahía Blanca) se bombea hasta la planta y desde allí se abastece a la refinería de PAE (Axion) en Campana, que procesa 88.000 barriles diarios, y a la de Raízen (Shell) en Dock Sud, que tiene capacidad para refinar 107.00 barriles. Así lo explicó Carlos Benito, gerente de operaciones y logística, con 20 años de experiencia en la compañía, y máximo responsable de los más de 3.000 km de ductos y poliductos. “Nosotros tenemos la responsabilidad de transportar el crudo que sale de los yacimientos. Como son ductos concesionados a la Nación tenemos la obligación de mantenerlos, operarlos y prestar servicios a otras compañías para no ser cautivos del crudo. Nos rige la reglamentación 120 de transporte de crudo. A Rosales llegan todos los crudos y se arman los Bach, que van a cada refinería. Esos Bach los separamos por crudo pesado y liviano. Nosotros transportamos 60% de crudo pesado, que viene de Santa Cruz y zona Sur, y un 40% que viene de la zona neuquina. De ese 40%, el 70% es de Vaca Muerta, que son unos 400.000 m3 mensuales”, explicó Benito.