En Vaca Muerta, mes a mes, se anuncian nuevos récords de producción de petróleo y gas y obras de infraestructura, en un ritmo de trabajo que no se detiene y, en ocasiones, a costa de la vida de los trabajadores petroleros. En lo que va del 2022, cuatro personas sufrieron accidentes y una de ellas falleció. En abril, dos trabajadoras de AESA sufrieron heridas de gravedad mientras realizaban una maniobra con una válvula de purga de gas de una instalación en la Planta de Tratamiento de Crudo (PTC) de Loma Campana. Y en junio, Víctor Vázquez, de 32 años, falleció cuando intentaba cambiar una válvula en el yacimiento Río Neuquén, de Barda del Medio.
Hugo Rodríguez, compañero de Vázquez, dialogó con Vaca Muerta News y pidió terminar con los dobles discursos en materia de seguridad. “Es muy traumático tener que pensar en el compañero que hoy no está. Esperemos que esto nos deje un aprendizaje muy grande. Sobre todo, con el vértigo que es hoy Vaca Muerta, con récord en producción de crudo y gas. Hay que terminar con esa incoherencia de que en el curso hacemos una cosa y en el campo, otra, eso hay que eliminarlo”, dijo.
Tanto Vázquez como Rodríguez eran operarios de la empresa Rakiduamn, especializada en tareas de Flowback, Well Testing, Sand Management e Instalaciones Tempranas de Producción (EPF).
La muerte de Vázquez se produjo luego de una explosión cuando realizaban maniobras de purga. Para Rodríguez, el deceso se podría haber evitado y criticó a las empresas que escatiman personal y recursos técnicos. “El personal tiene la presión de hacer el laburo como puedas, con los recursos que tenés, porque atrás tenés 50 tipos haciendo fila para entrar a la empresa”, blanqueó.
Rodríguez cuestionó la política de diferentes pymes que ahorran en recursos para obtener una mayor rentabilidad. “Hay que cambiar la mente, invertir en cosas que estén bien, en buen funcionamiento. Este es un problema general. Y particularmente, en Rakiduamn, se notó mucho el tema de faltante de recursos, de querer acaparar más laburo, llevar repuestos de un lado para el otro, usar lo viejo y no contar con una trazabilidad. Si un repuesto necesita una reparación, se puede etiquetar y luego reparar. Lamentablemente, hay que esperar a que pase esto para que mejoren las condiciones de seguridad”.
“Yo he tenido la experiencia de trabajar en otras firmas internacionales y esto del doble discurso se repite: se toma un cursito de seguridad en dos o tres días, pero después se hace algo diferente. Ese es uno de los grandes errores que hay en la industria. Por ejemplo, en el caso de la ergonomía, se dice que por ley, no se puede levantar más de 25 kilos con los brazos y después, cuando llega el momento de aplicarlo, no están las herramientas o el montacargas. Y te dicen que hay que hacerlo de a dos personas”, dijo.
Para Hugo Rodríguez, la muerte de Víctor Vázquez, se podría haber evitado. “Este era un pozo que tenía cinco días. Terminamos de montar el equipo en forma muy precaria, con muy pocas cosas, con muchos de los recursos que tenía que tener una empresa, repartidos en otras locaciones para cumplir con los servicios y compromisos asumidos”.
“Se comenzaron a estirar los recursos y terminamos haciendo todo el trabajo dos personas: el desmontaje, el transporte y la mitad del montaje. Cuando se alivianó en otras áreas el laburo, nos mandaron personal. Pero nos faltaban cosas básicas como un dispenser en el trailer. No había agua en el baño ni para lavarse las manos y estuvimos haciendo un montaje con ese faltante, que es básico. Y de ahí, para arriba: problemas con repuestos o válvulas nuevas certificadas. Yo llevo diez años en el campo y a veces hay que ser flexibles con la empresa, tirar todos para adelante, pero llega un momento en que la empresa pasa a tener un abuso de eso, que fue lo que sucedió”, se lamentó Rodríguez.
“Hoy no está el compañero, pero los bolsillos de los dueños de la empresa, tienen que pagar a ese compañero, algo impagable y el futuro de sus hijos. Y eso por ahorrar, por codicia. Incluso trabajamos sin iluminación, con repuestos sin trazabilidad, con mala planificación”, recordó el trabajador petrolero.
Las horas previas al accidente
Hugo Rodríguez recordó el pozo tenía mucha presión y para aliviarla se realizaban tareas de purga, mediante un sistema de válvulas. “Había 4000 psi de presión en boca de pozo y todo eso, pasaba por una válvula de seguridad, un diverter que entraba a dos separadores de arena de alta. Esos separadores de arena, tenían cada uno, tres válvulas, para realizar las purgas: la válvula maestra, que es la primera, queda abierta, también la que sigue, la sobre maestra y luego sigue la que se usa para hacer las purgas, la de sacrificio. Las tres válvulas venían de realizar otra operación”.
“Se sabe que la erosión que tiene un pozo que levanta arena de fractura, es muy poderosa, tenés una arena a una velocidad que es incalculable y ese poder de erosión, en una purga, puede romper el cilindro de la válvula. Las válvulas ya estaban jugando el día lunes”, afirmó Rodríguez. “Recibimos el turno con las válvulas jugando y habíamos cerrado hasta la válvula maestra. Este es el último recurso. Cuando el lunes a la noche, nos llaman de YPF, para pasar de seis milímetros a ocho y aumentar caudal, hicimos el cambio de ramal y ahí levantó mucho más arena el pozo. Y era casi incontrolable. En el momento de las purgas, tenemos un volante, que es el de válvula regulable y que se usa para ir abriendo despacio la purga y como mucho no se pueden dar más de cinco vueltas, porque sería como abrirle totalmente la boca para que salga la presión a la atmósfera”, explicó.
“Nosotros el lunes, con Víctor, decidimos volver a seis milímetros, a eso de las dos de la mañana y avisar al supervisor de YPF que no contestó el teléfono. Avisamos a Sala de Control de Río Neuquén, de YPF y le dimos los motivos porque empezamos a ver que podía fallar el equipo completo, porque la arena estaba llegando al tacho del separador, no había barrera que pare la arena. A eso de las tres de la mañana, sacamos una muestra de agua y Víctor la lleva a nuestra Sala de Control, que estaba enfrente. Pudimos respaldar nuestro argumento, advirtiendo que tenía mucha arena. Así entregamos el turno a las siete de la mañana del lunes”, recordó.
“Volvimos a las 19 horas y nos enteramos que YPF había pedido subir a 7 milímetros, pero no se habían cambiado las válvulas que habíamos pedido, de 2x2 para las purgas. Y cuando recibimos el turno con Víctor, estaba el supervisor, tres operadores y se podía haber planificado el mantenimiento”, cuestionó. “Nosotros como operadores habíamos advertido el domingo a la madrugada estos problemas. Y el lunes a las noche, nos vuelven a pedir de pasar de 7 a 8 milímetros y volver a esta situación. Y pensamos en hacerlo, con Víctor pero cambiando las válvulas”, explicó Rodríguez.
El accidente
“Nosotros teníamos experiencia en el trabajo. Éll siete años y yo diez. Y en el afán de seguir manteniendo el laburo, con el espíritu del buen operador, buscamos sacar adelante la operación. Y eso es lo que pensábamos, tratando de hacer las cosas con los recursos que había. Así sacamos y conectamos dos válvulas. Luego conectamos la línea y llega el momento de probar las válvulas. Yo estaba al lado de él. Cerramos las tres válvulas. Luego abrimos la válvula maestra y la presión queda sobre la maestra. Luego abrimos la sobre maestra y la presión también quedó entrampada en la de purga, de sacrificio. Siempre se recomienda tener doble bloqueo cuando tenés presión. Pero nosotros no tuvimos opción, porque las dos primeras válvulas, la de sacrificio y la sobre maestra, estaban con bastantes fugas y tuvimos un solo bloqueo. Lo hicimos con cuidado, es algo no recomendable, pero lo hicimos”.
“Logramos armar todo y pusimos una faja de seguridad por la mariposa, pero fue tanta la fuerza que no logró retener la presión. Fue el desprendimiento de una mariposa lo que produjo la explosión y me gustaría saber si estaba en condiciones. ¿Cómo trabajábamos? Uno iba al volante de la válvula regulable y el otro haciendo la purga, abriendo la válvula tapón, algo que se hace con una barreta. Y en ese momento, yo camino hacia volante y cuando voy caminando, escucho la explosión y salgo corriendo a cerrar el pozo”.
“Y vuelvo, queriendo ver a mi compañero, parado ahí al lado, pero cuando lo veo, la presión lo había golpeado muy fuerte, tan fuerte, que lo había llevado a la parte del manifold. Creo que se golpeó con la base del manifold, que es una estructura de hierro maciza. En ese momento, yo cierro el pozo y bajó la presión. Fui corriendo a ver a Víctor a la parte de manifold, pongo mi brazo, por abajo de su hombro, para sacarlo de ahí. Lo primero que hago es llamar a Sala de Control, pidiendo una ambulancia urgente. Luego llamo a mi mujer, que es enfermera profesional, pidiendo indicaciones, que me dijo que lo pusiera de costado y logré quitarle la sangre de la nariz para que pueda respirar. Él respiró mejor, estuvimos como diez o quince minutos con él, hasta que llegó la ambulancia. Y él se fue respirando”, recordó Rodríguez.
“Y ahí logro entender la situación. Entré en una crisis nerviosa y un policía que hacía adicionales en el pozo, me dio un abrazo. Ese abrazo fue fundamental, pude caminar hasta el trailer, donde empecé a llorar y gritar de bronca. En el lugar tenía que haber habido como mínimo, tres o cuatro personas, como se inició el servicio. Si nos hubiera golpeado a los dos, no nos encontraban hasta el otro día”, agregó Rodríguez.
“Hay que hacer las cosas bien, cambiar la matriz de como se viene laburando, cambiar la incoherencia que existe en todos los niveles y cumplir con todos los estándares de seguridad. Y que las operadoras no vengan a apurarnos, o hacer laburos simultáneos, que es algo que pasa en el vértigo del trabajo, sobre todo cuando te apuran con los tiempos”.
“Esto pasa en la industria porque las empresas estiran el hilo. El personal tiene la presión de hacer el laburo como puedas, con los recursos que tenés, porque atrás tenés 50 tipos haciendo fila para entrar a la empresa”, criticó Rodríguez.
Mayor rentabilidad a cualquier costo
Rodríguez afirmó que trabajar con el mínimo del personal es algo común en las empresas. “Una de las cosas básicas es querer ahorrar para acumular más. Y es un problema que se repite no solo en Rakiduamn. Particularmente, en la empresa se notó mucho el tema de faltante de recursos, de querer acaparar más laburo, llevar repuestos de un lado para el otro, usar lo viejo, no contar con la trazabilidad (cual es el historial de los repuestos que se utilizan). Si un repuesto necesita una reparación, se puede etiquetar, reparar y poner a disposición otra vez”.
“Yo les diría a las personas que está haciendo algo riesgoso porque los mandaron, que en ese momento se tienen que valorar y empezar a contagiarnos todos, en esto de cuidarnos, de valorarnos. Hoy el centro de Vaca Vida, como me gusta decirle a mí, es la producción. Se habla mucho de la producción, pero se tiene que poner en el centro al operador, al trabajador, al tipo que se levanta todos los días y va a aportar con su fuerza, con su vida, con su mente a ese yacimiento, donde muy poca gente le gusta estar en el medio de la nada, con nevadas, con lluvia y poner en valor a cada persona que está ahí”, dijo Rodríguez.
“Cada persona vale más que cualquier equipo y si somos conscientes de eso, tenemos el poder de decir No. Esto no se hace así y tenemos todo el apoyo del sindicato y de Marcelo Rucci. Son personas comprometidas y que tienen ganas de cambiar la forma de trabajar de esas empresas. Las cosas se tienen que hacer bien, volvamos todos a casa, seamos personas dignas”.
“La clave es el valor propio: me valoro como persona, como padre de familia en algunos casos. Tenemos que ser conscientes de eso, poner en valor nuestra propia vida. Es algo que tenemos que hacer nosotros mismos”, cerró el trabajador petrolero que sobrevivió al accidente en el yacimiento Río Neuquén.