Opinión

Entender la oportunidad de Vaca Muerta

Desde el año 2012, Añelo pasó de ser un pueblo rural a un centro petrolero en crecimiento. Para avanzar a paso firme hacia el éxito se requiere más innovación, creatividad y reglas claras, así como planificación urbana efectiva, y un equilibrio entre gobierno, recursos humanos y emprendedores.

Por Daniel Perfumo
Fundación Pensar Rio Negro

Conocida es la frase de Henry Ford que dice: si le hubiera preguntado a la gente que querían, habrían dicho “caballos más rápidos”. Gracias a sus deseos de innovar terminó introduciendo el sistema de fabricación de automóviles en masa, algo revolucionario para principios del siglo XX. Vaca Muerta requiere innovación, creatividad, estudio, asociatividad y reglas claras más allá de la dosis de “fortuna” de todo buen negocio.

Corría a fines del 2012 cuando visité por primera vez Añelo, un poblado pequeño, de familias dedicadas a la agricultura, cría de ganado y otras actividades rurales. Allí me tocó negociar el primer contrato de alquiler; una casa, para que pronto se instalen trabajadores del petróleo. Recuerdo la reunión en el comedor familiar y la desconfianza propia a los foráneos que pronto nos multiplicaríamos por miles en el corazón de vaca muerta, como así se denomina hoy este pueblo convertido repentinamente en ciudad.

Desarrolladores inmobiliarios, fondos de inversiones, inmobiliarias y otros tantos ofrecen hoy alternativas edilicias que van desde hoteles 4 estrellas, barrios privados, depósitos de grandes envergaduras, terrenos, loteos en el auge habitacional propio de un lugar donde la planificación urbana es una materia que presenta notas muy bajas.

En pocos años y de distintas geografías se fueron acercando personas en búsqueda de trabajo, empresas ávidas de negocios y acompañando este fenómeno emergente también fue tierra fértil para los planes de gobiernos que aceleran, frenan y siguen buscando el equilibrio en esta Argentina “pendulante”.

Henry Ford en su momento, hizo foco, innovó en la industria automotriz porque había algo que lo apasionaba, el funcionamiento de las máquinas, como ingeniero en jefe ya había desarrollado su propio vehículo en la compañía Edison, donde trabajó en sus inicios; más en los tiempos modernos Elon Musk que a los 19 soñaba llegar a Marte, enfocó hacia allí sus energías y hoy su empresa espacial lidera el ranking de lanzamientos de naves al espacio, está cada vez más cerca de llegar al planeta rojo, es decir si vas a apostar a la industria de los hidrocarburos en Vaca Muerta, llevando la comparación a los términos de este artículo, además de conocer de qué se trata, estudiar las oportunidades, comprender la industria del gas y petróleo en el país, el mundo

“Cacho”, la primer persona que conocí en la capital provincial del petróleo en Rio Negro, con el tiempo se convirtió en uno de mis amigos y sus consejos siempre latentes marcan muchas veces el norte de mis pensamientos; a menudo usa un refrán y cabe justo para lo que intento escribir, “cada ollita con su tapita”, es decir, Henry Ford no desarrolló la industria panadera, con el mayor respeto a los panaderos, el americano referente de la industria moderna desarrolló su pasión, lo que conocía y amaba.

En este corto tiempo, que transita de la infancia a la niñez, trazando un paralelismo con mi hija que acaba de cumplir once años y a quien trajimos junto a su madre al mes de haber nacido a la cuenca neuquina, he visto y presenciado no sólo la caída de algún que otro intento de negocio, como así también a varios buscadores de empleo “volverse a sus pagos” con las manos vacías.

La industria centenaria del petróleo en la Argentina, más allá de sus vaivenes, recobra importancia en la Patagonia, no solo por su descubrimiento en estas tierras, sino que fue bandera de territorialidad. Forma parte de la matriz energética con la que giran industrias y se hace posible la vida de los pueblos modernos en el uso para el transporte, el bienestar y otros tantas que hacen al confort humano.

Hoy, transito a diario los yacimientos convencionales y no convencionales de la Cuenca Neuquina, he tenido la oportunidad de trabajar en las demás cuencas sedimentarias que posee el país (Cuyana, Noroeste, Golfo San Jorge y Austral) y las oportunidades en esta industria las separo en tres grupos; la decisión de los gobiernos, los recursos humanos y el espíritu emprendedor o empresario de personas o capitales.

A los primeros, los gobiernos; trabajar en planes certeros, transversales, duraderos, previsibles y sustentables. Los recursos humanos, especializarse, estudiar, “per se”. Trabajar la fortaleza, lo distinto. En estos tiempos que corren poco ayuda “hacer cualquier cosa”. Por último, las empresas, emprendedores y soñadores, que sigan apostando, haciéndose fuertes en lo que saben. Ya está casi todo inventado.

DANIEL PERFUMO OPINIÓN

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