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La nueva ola de COVID-19 impacta en Vaca Muerta

El resurgimiento de la pandemia en Europa afecta a la producción en la formación neuquina e impulsa la optimización de costos para hacer rentable la actividad.

Los nuevos brotes de COVID-19 que resurgieron en parte de Europa le trajeron un problema adicional a Neuquén y la explotación no convencional en Vaca Muerta.

Sucede que en medio de la peor crisis del sector, la nueva ola de cuarentenas terminó afectando el precio del Brent, el crudo de referencia en Argentina, que hoy se encuentra en la línea de los 37/38 dólares.

Desde fines de octubre, luego de una serie de leves incrementos desde junio hasta ubicarse entre los 40 y los 45 dólares en julio, las nuevas cuarentenas del Viejo Continente implican un contexto que podría incidir en la demanda mundial. Al mismo tiempo, suponen nuevos márgenes de incertidumbre acerca del momento en el que el mercado será menos volátil y con precios estables, como pronosticaban analistas de todo el mundo.

La cotización del crudo es una marca de referencia para todos los países productores. El gobierno nacional, con el argumento de proteger a las economías de provincias productoras, había desacoplado el precio interno de la cotización internacional durante el tramo posterior al inicio de la pandemia. Fue en mayo, cuando la baja exacerbada del consumo interno de naftas tuvo un efecto directo en el nivel de producción. Así estableció los 45 dólares del barril criollo, un precio sostén que ya no rige más: el decreto que lo fijaba determinaba que si en el mundo esa cotización era superior durante 10 días consecutivos, debía regir para el país el valor de mercado nuevamente.

Ahora el barril volvió a bajar y en consecuencia el que rige es ese menor valor de la cotización de mercado, impulsado por los nuevos casos de coronavirus, y sin un límite para la caída de precios dentro del país. Así, los 37/38 dólares para el Brent son el parámetro para Argentina y la producción de shale oil de Vaca Muerta, esa parte mayoritaria del crudo del tipo Medanito que se inyecta por los oleoductos hacia refinerías y el Atlántico.

Los nuevos brotes, y la consiguiente baja del precio del crudo implican menos regalías para las provincias productoras. Es por ello que gobierno neuquino ya pidió al gobierno gobierno nacional que restituya el denominado “barril criollo”.

Por otra parte, el costo de 37 dólares por cada barril también podrían ser un desafío para las empresas que no hayan avanzado lo suficiente en la curva de aprendizaje en sus bloques de Vaca Muerta.

La anterior conducción de YPF, la principal desarrolladora de Vaca Muerta en el segmento del crudo, decía el año pasado que el break even (umbral de rentabilidad) de sus áreas se encontraba por debajo de 40 dólares. Es decir, incluso por debajo de ese valor, la petrolera controlada por el Estado nacional alcanza a sostener la rentabilidad. De ahí en más, un barril más caro, es todo ganancia. Por debajo de ese valor, podrían llegan los problemas, señala la nota de Fernando Castro en LM Neuquén.

Las grandes corporaciones con áreas en Vaca Muerta suelen decir que no necesita de la intervención del gobierno en el precio. Que sus planes de negocio a largo plazo, en condiciones de libre mercado, contemplan una ecuación que al final de los 35 años de concesión suele equilibrarse.

El desafío central es para las petroleras que no tienen una espalda tan grande para sobrellevar los vaivenes del mercado, que desde marzo mostró una de sus peores caras: el consumo de combustibles se desplomó en torno al 70% de la demanda habitual y la crisis económica agregaron una presión inusitada sobre sus finanzas.

Para estas empresas, un barril más bajo, implica la necesidad de ajustar aún más sus números. Otro tanto ocurre para las productoras del segmento convencional, aquellas con áreas por fuera del mundo shale, que en Neuquén explican el 25% de la producción.

Autor: Horacio Beascochea

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