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Vaca Muerta y un despegue que se espera para el 2018

Anuncios de inversiones, acuerdos sectoriales y medidas para la explotación no convencional permitieron un repunte de la actividad gasífera en la Cuenca Neuquina, al mismo tiempo que cayó la producción de petróleo.

A pesar de las condiciones generadas por el gobierno nacional para incentivar la producción hidrocarburífera en el país y en Vaca Muerta en particular, la industria petrolera no logra su despegue definitivo.

La explotación no convencional fue tomada como una prioridad para el ministerio de Energía, que conduce Juan José Aranguren, y allí se apuntó una batería de medidas que, esperan desde el ministerio de Energía, tenga un repunte en el 2018.

Según los datos del primer semestre, los últimos disponibles en el país, el petróleo arrastra una caída interanual del 8% y el gas una baja del 1,4%, solo contenida por un crecimiento del fluido que se extrae en Neuquén (+2,2%). Las ganancias en dólares de las compañías petroleras no se recuperan y los niveles de inversión, por fuera de la Cuenca Neuquina, no fueron los esperados.

Como se recordará, la receta de Aranguren para apuntalar el sector incluyó cinco medidas: los cambios al convenio colectivo de trabajo; la extensión de los incentivos a la producción de gas; la eliminación del barril criollo; la mejora de los precios del gas en boca de pozo y; la rebaja a los aranceles de importación de equipos petroleros.

Haciendo un análisis de las medidas anunciadas, se desprende que en el caso de la adenda laboral, fue una aplicación exclusiva para los no convencionales neuquinos, que flexibilizó algunas condiciones campo adentro. El convenio, que buscó ser un modelo de productividad extensible a otros sectores industriales, llevó meses de negociaciones.

En términos generales se eliminaron pagos extraordinarios (empalmando con las condiciones de los trabajadores del sector convencional), se modificaron planteles, diagramas y se ampliaron los límites para tareas nocturnas y situaciones climáticas. Las mejoras en los costos estimadas por las operadoras fue de entre un 8 y 10%.

Lo importante de este acuerdo, señala el diario “Río Negro”, tiene que ver con la posibilidad de contar con un “papel” base para discutir cada nuevo proyecto. Esta suerte de limitante para la acción gremial quedó algo desdibujada en la práctica porque la aplicación de algunos puntos aún se negocian entre trabajadores y operadoras.

En el caso de la garantía para extender los subsidios al precio del gas no convencional entre 2018 y 2021 fue una de las medidas más esperadas. Llegó con meses de retrasos, pero tuvo un fuerte rebote en Neuquén. La provincia anotó cinco anuncios de inversión por más de 3.800 millones de dólares. No descartan otras novedades antes de fin de año.

Sólo tres de esos proyectos prometen casi 40 millones de metros cúbicos diarios de gas en apenas cinco años, una cifra que representa más del 60% de lo que se extrae. Pese a los anuncios, se esperaba algo más del plan. En la industria hay dudas de cómo el gobierno nacional empalmará los anteriores planes con el nuevo esquema. Incluso hasta el momento no hay proyectos aprobados dentro del nuevo plan de incentivos.

La eliminación del barril criollo que pretende bajar el precio del barril de petróleo para empalmarlo con el mercado internacional, le jugó una mala pasada a las expectativas de Aranguren. Al tratarse de un commodity que atraviesa una situación de crisis internacional, el impacto en la industria fue certero. Se cree que podría ser un año histórico para la caída de la producción.

La balanza de precios, con un valor local aún por encima del mundial, permitió contener la traducción de los precios en surtidores pero alentó las importaciones. El descenso del valor interno también afectó la oferta del crudo Medanito, el más liviano del mercado interno y que se extrae en la Cuenca Neuquina, por lo que las refinadoras también debieron mirar hacia el exterior.

En este esquema uno de los datos relevante fue el crecimiento de los combustibles importados por traders (compañías que solo comercializan el producto). En el primer semestre, según datos de Energía, cuadruplicaron sus ingresos.

En referencia a los tarifazos para el gas, que combinaron la quita de subsidios y un aumento de los valores del fluido en boca de pozo, dejaron un disimulado festejo de las provincias productoras. Las operadoras también consiguieron un reconocimiento, pero como con los anteriores planes de incentivo recibían 7,5 dólares el millón de BTU, la canasta de precios no sufrió un cambio sustancial.

Distinto fue para el gobierno neuquino que logró repuntar la cuenta general de regalías con el precio del gas: aumentó un 60% interanualmente. Sólo por este hidrocarburo embolsó en el primer semestre 2.814 millones de pesos, unos 1.052 millones más que en el mismo período del 2016. Y así continúan siendo más cuantiosos los ingresos por gas que por petróleo.

Por último, la rebaja de aranceles para la importación de equipos petroleros es una medida muy esperada por las empresas de servicios especiales, fundamentalmente las internacionales que pueden mover maquinaria desde otras operaciones en el mundo hacia el país. El proyecto original establece que el material a ingresar tiene que ser usado y pone como tope un límite temporal.

Con este panorama, tanto el gobierno provincial como el nacional son optimistas para el 2018 y se esperan nuevas inversiones y un crecimiento en el nivel de actividad. A grandes rasgos,
Vaca Muerta funcionó como una especie de isla en la industria petrolera nacional, pero no sirvió para recuperar los casi 2.000 empleos que perdió la actividad en la Cuenca Neuquina, a los que se han sumado otros conflictos con gremios y comunidades originarias.

Autor: Horacio Beascochea

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