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Avanzan las negociaciones para definir el precio interno del petróleo

La salida del barril criollo ya es un hecho. Será gradual para empalmar en el primer semestre o en el segundo del 2017 con el precio internacional. Se postergó la firma de un acuerdo entre operadoras, sindicatos y el gobierno por un nuevo convenio para la actividad.

En el Día Nacional del Petróleo, la situación de la actividad hidrocarburífera no pasa por los mejores momentos. A una actividad que no despega, con más de 1600 despidos latentes, se le suma las negociaciones entre el Gobierno Nacional y las petroleras para eliminar el precios sostén (barril criollo) y adecuarlo a niveles internacionales.

La discusión sobre el tema del precio del barril de crudo no es menor, ya que los gobernadores de provincias petroleras cobran regalías sobre el precio final de venta de los hidrocarburos, por lo que su reducción implica que recibirán menos recursos de manera inmediata.

El lunes 12 de diciembre se realizó una reunión en el Ministerio de Energía para acercar posiciones, luego de los desacuerdos del miércoles 7 entre empresarios y autoridades para definir los precios que permitan reactivar la industria hidrocarburífera.

Según trascendió las partes acordaron acercar paulatinamente el precio interno al internacional, con reducciones mensuales del crudo local que comenzarían en enero y terminarían en julio, empalmando con valores internacionales. El diario La Nación indicó que la propuesta con mayor aceptación implicaría que el barril del denominado petróleo Medanito de Neuquén, que cuesta US$ 63, debería bajar hasta poco más de US$ 59 en enero próximo, arañaría los US$ 57 en abril y llegaría en el séptimo mes de 2017 hasta los US$ 55. Eso representa más de un 12% menos con respecto a los valores actuales.

En el caso del Escalante, cuya producción mayor está en Chubut, alcanzaría en julio próximo los US$ 47, un poco menos de un 8% debajo de su valor actual.

Según las condiciones que se manejan en la negociación, el acuerdo será transitorio hasta un mes antes de la vigencia de los valores internacionales, algo que ocurrirá en septiembre del 2107. Además, si el precio que contempla el acuerdo resulta inferior al internacional en un momento determinado, desde el mes siguiente se aplicarán las referencias internacionales.

También se contemplarán los vaivenes cambiarios locales, por lo que el convenio regirá dentro de una banda de paridad entre el peso y el dólar que aún no se definió.

Esa propuesta no termina de convencer a varios de los actores de la industria. Los más molestos son los dueños del petróleo de Chubut, un lote liderado por Pan American Energy (PAE), de la familia Bulgheroni, la china Cnooc y la británica BP, del que participan también la firma chilena Sipetrol y Tecpetrol, la petrolera del grupo Techint. Estos empresarios creen que la negociación actual las penaliza, dado que contempla al final del camino una diferencia de US$ 10 entre su barril y el neuquino (donde se concentra la producción de YPF). Según sus voceros, la diferencia histórica fue de hasta 6 dólares.

Otro punto de conflicto tiene que ver con las refinadoras. La única que no tiene producción propia de petróleo es Shell, al mando de Teófilo Lacroze, sucesor de Aranguren en ese sillón y uno de los más activos en las discusiones. Ocurre que las naftas subieron en el año poco más de 30%. El último incremento fue en mayo.

Pese a que los automovilistas se molestan ante las remarcaciones, esta vez las empresas tienen más motivos para el disgusto, dado que la devaluación, superior al 60% desde diciembre, impactó directamente sobre sus costos, ya que el barril de crudo se paga en dólares y representa en torno del 80% de sus costos. Pese a eso, Aranguren sostuvo la semana pasada que no cree que haya espacio para aumentos de los combustibles este año. Sólo una baja en el barril local de petróleo podría contener los aumentos y volver a recomponer los números de las empresas.

Entre las mayores perjudicadas está YPF. La gestión de la petrolera puso la negociación al tope de la lista de preocupaciones. A los encuentros asisten Gutiérrez y Carlos Alfonsi, uno de los vicepresidentes más importantes, dedicado a la refinación y producción de combustibles. Por el lado de PAE va Marcos Bulgheroni.

Otro de los puntos no menores en las negociaciones, tienen que ver con la situación laboral y los probables despidos en YPF, ante la baja de 33 equipos. Esta decisión desató un conflicto con el gremio que comanda Guillermo Pereyra, que estaba negociando un acuerdo para modificar los convenios laborales y adaptarlos a las explotaciones no convencionales.

Según confió una fuente de la Casa Rosada, este acuerdo se iba a firmar este 13 de Diciembre, Día Nacional del Petróleo, pero el conflicto por los despidos postergó la firma del acuerdo de un gran pacto federal.

Desde el sindicato petrolero, ya adelantaron que no habrá avances hasta que no se resuelvan los cientos de despidos que dejó la baja de equipos de YPF en la Cuenca Neuquina. Pereyra aspira, además, que las operadoras hagan un compromiso concreto de inversión para los próximos cuatro años que permita sostener puestos de empleo y crear nuevos en el futuro.

Autor: Horacio Beascochea

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