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Ruta del Petróleo: Vialidad Provincial no puede tapar ni un pozo por mes

La ruta más transitada de la provincia no es mantenida y se deteriora significativamente, provocando regularmente siniestros fatales. Banquinas descalzadas, falta de pintura asfáltica, pozos de grandes dimensiones, enormes ondulaciones, yuyos, guardarais arruinados y falta de iluminación, son algunos ejemplos del trágico estado de esta importante arteria de Vaca Muerta.

Saliendo de la capital neuquina, rumbo norte, por la Ruta Provincial 7, comienza la llamada Ruta del Petróleo, también bautizada por algunos medios como la Ruta de la Muerte.

Esta cinta asfáltica tipo autovía de dos carriles, en sus primeros 15 kilómetros, carece de líneas pintadas adecuadamente, falta iluminación, banquinas en mal estado, guardarais golpeados cada 10 metros, sin cartelería correcta, lo que pone a la vista la decidía del estado provincial.

Llegando a la intersección con la Ruta Provincial 51, se encuentra una supuesta dársena de acceso obligatorio para girar a la izquierda, la cual Vialidad Provincial tampoco mantiene, totalmente descalzada, con un desnivel de unos 10 centímetros, maltratando a los vehículos que descienden con las piedras sueltas, debido a que no cuenta ni con material calcáreo y ni pensar en asfalto.

Siguiendo por la Ruta 51, las ondulaciones se comienzan a ver, la falta de mantenimiento de banquinas, pintura adecuada inexistente, sumado a un centenar de pozos, muestran como Vialidad no puede mantener la arteria principal que nos lleva al epicentro de Vaca Muerta.

Llegando a la Ruta Provincial 8, cruzamos el Dique El Chañar, para retomar la Ruta 7, sobre este camino a unos 15 kilómetros, comienzan las ondulaciones sobre la ruta, sumado a animales sueltos, lo que ha provocado decenas de siniestros fatales.

Al hablar de ondulaciones, es complejo relatar el nivel de peligrosidad, aunque un cartel que indica “Zona de Accidentes” lo aclara, porque realmente la profundidad de las sinuosidades son de tal dimensión que al circular a más de 80 kilómetros por hora se puede apreciar como los vehículos en ocasiones llegan hasta despegarse del piso.

Esta zona desde hace años que está dañada y la única acción que se realizó desde Vialidad Provincial fue colocar carteles, no han reparado ni un metro de la cinta asfáltica en mal estado, y el paso del tiempo hizo lo suyo, seguramente gracias al constante pasar de pesados camiones que se encargan de intensificar el mal estado.

“¿Cuantas personas deben morir para que tomen cartas en el asunto Vialidad Provincial? ¿Quién es el responsable de los muertos?”, se pregunta Andrés, un vecino de Añelo, que circula regularmente este camino.

Las banquinas deterioradas por el pasar de vehículos inmensos y los enormes pozos son un común denominador en toda la traza de esta importante arteria, donde diariamente circulan miles de autos.

¿EL QUE AVISA NO TRAICIONA?

Los carteles nos anuncian “zona de accidentes” o bien nos invitan a reducir la velocidad, en muchas ocasiones a menos de 40 kilómetros por hora, lo que teóricamente limita la responsabilidad de la provincia por el estado calamitoso de esta ruta.

Al ingresar al sitio web de Vialidad Provincial toda la Ruta del Petróleo, desde Neuquén capital hasta Rincón de los Sauces, se encuentra como “Transitable con precaución”, reconociendo que se encuentra “Sedimento sobre calzada”, “Calzada y Asfalto con deformaciones” y “Tránsito intenso”.

Ahora no se puede hablar de falta de recursos, debido a que se licitó y se dio comienzo a la obra para agregar dos manos más a la Ruta Provincial 51, entre la Ruta Provincial 8 y la Ruta 7, lo que pone en duda si podrán mantener lo que se construya, si no pueden con lo que está construido.

Lo cierto, es que la decidía está a la vista, la ruta más transitada de la provincia está en total abandono y en lo que va del año solo quitaron algunos yuyos en los primeros kilómetros, tapándolos con concreto a un paso tan lento, que en el camino los yuyos volvieron a salir, y los pozos son tan grandes que en ocasiones un neumático completo cabe dentro de ellos.

Autor: Darío Hernán Irigaray

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