La coyuntura internacional de precios bajos en el barril de petróleo augura una negociación moderada por parte de los gremios, por lo menos en el corto plazo.

El 10 de marzo se reunieron en Buenos Aires representantes del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, que conduce por Guillermo Pereyra, del Sindicato de Trabajadores Jerárquicos de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que lidera Manuel Arévalo y del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, con el fin de preparar el terreno para una futura convocatoria del ministerio de Trabajo de la Nación.

Consultado por las futuras paritarias, el secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, Jorge Ávila, sostuvo al Inversor Online que “es un momento difícil” y agregó que “es una realidad que hay que encontrar la salida. Mesuradamente hay que poner de nuestra parte. Así como no nos fuimos por las nubes con el precio del barril a US$ 100 ahora tampoco vamos a plantear un disparate”.

Los gremios pedirían un aumento salarial de entre 18% y 22%. La principal preocupación de los sindicatos es evitar los despidos en la industria, por ello ven con buenos ojos los subsidios otorgados por el Gobierno nacional, pero consideran que deberían subsidiar la otra parte de la ecuación es decir a los trabajadores a través de la exención del Impuesto a las Ganancias.

El sector petrolero posee los sueldos más altos de la industria y por tal motivo la incidencia de Ganancias es muy alta. Las operadoras vienen trabajando en cinco puntos sobre los que quieren ajustar los costos salariales: viandas, vacaciones, jubilaciones, retiros anticipados y ausentismo son algunos de los ítems que se buscan rediscutir.

Las compañías, que ajustaron los contratos con las empresas de servicio, pretenden aprovechar el momento de incertidumbre que otorga la volatilidad del mercado para acercarse un poco más a sus condiciones laborales “ideales”. La alta sindicalización de la mano de obra petrolera y los avances gremiales obtenidos en otras épocas, se presentan como un obstáculo para las tasas de rentabilidad que espera el sector y que necesitan los crudos no convencionales.