En una nota publicada en la sección Energía, del diario “Río Negro”, se da por descartado la salida de Guillermo Coco de la empresa estatal neuquina Gas y Petróleo.

Según un informe de Roberto Aguirre, la decisión fue tomada el 7 de mayo, luego de que el directorio autorizara a la empresa a comprar una Letra del Tesoro neuquino por 200 millones de pesos, en lo que representa la primera transferencia de fondos de envergadura hacia al Estado.

La compañía, que en su momento fue capitalizada por el gobierno para su funcionamiento, ya no sólo se paga sus gastos, sino que genera ganancias y las reparte a su único accionista.

Aguirre afirma que, aunque no figure en el acta de la asamblea, el presidente de la compañía y ministro de Energía, Guillermo Coco, le comunicó de forma extraoficial al resto del directorio que dejará el puesto máximo de la petrolera.

Con esta decisión se pretende reforzar una estrategia para separar a GyP de los avatares políticos del gobierno.

Según Coco, la medida no se da por incompatibilidad sino para deslindar a la firma, que ahora cotiza en Bolsa y buscará en breve accionistas privados, de la autoridad de aplicación que es el ministerio.

La idea, adelantó a "Río Negro Energía", es que el management quede a cargo de un experimentado ejecutivo petrolero. Su reemplazo ya tiene nombre, aunque aún hay recelo a la hora de comunicarlo porque el contrato no está cerrado.

Según Aguirre, el elegido es un hombre reconocido de la industria a nivel nacional y que está dejando por estas horas una petrolera de primera línea.

En la práctica, el cambio de mando será la coronación del lento proceso de desprendimiento del Estado, que tomó cuerpo con la mudanza de GyP del edificio del Ministerio de Energía, donde antes funcionaba.

De este modo, Gas y Petróleo busca ahora su identidad propia y comunicar hacia afuera que se mueve como cualquier otra compañía que opera dentro del derecho privado.

Por otra parte, es una manera de afrontar la batalla que se viene. En el gobierno neuquino creen que la futura ley de hidrocarburos se convertirá más tarde o más temprano en un campo de guerra. La idea es que ese escenario, que tiene como botín principal el manejo de los millonarios recursos de Vaca Muerta, no tenga como protagonista a GyP. (Río Negro).